Pop, Rock y Periodismo


Pop, rock y periodismo?

La irrupción de un movimiento cultural en un colectivo siempre ha propiciado una modificación sustancial en los principios y las bases conceptuales de todas las disciplinas científicas, filosóficas, culturales y artísticas existentes en ese momento, modelando una nueva realidad impregnará a toda la sociedad. Pero bajo esta reflexión, la pregunta que automáticamente surge es, ¿será este movimiento un puro y simple reflejo de lo que ya existe en esa misma sociedad?

Ya sea de una forma u otra, estudiar uno de ellos en profundidad permite desentrañar los más profundos sentimientos de un colectivo y entenderlos dentro de un contexto histórico y temporal concreto. A medida que las nuevas tecnologías de la comunicación han permitido una conexión a nivel global, estos se han acelerado haciéndolos extensivos a todo el mundo. Pero con anterioridad, algunas naciones o regiones han pasado por su propia e independiente secuencia de movimientos en la cultura.

Un claro ejemplo de esta situación es España y la irrupción del rock y la cultura pop en la década de los 60 en una sociedad que fue la única de toda Europa que vivió en una dictadura tras las II Guerra Mundial y que, desde finales de los 70 y principios de los 80, estalló como un verdadero reflejo del estado anímico y vital de una juventud sedienta de nuevas ideas. Quizás, las circunstancias sociopolíticas hacen del caso español un claro ejemplo de la importancia de los movimientos culturales en la conformación de una sociedad.

Volviendo la vista atrás, la cultura pop y rock llega por primera vez a España a principios de los 60, favorecida en gran medida por una mejora en las condiciones económicas, que permite la salida de ciudadanos al extranjero, y la llegada de turistas, lo que supone entrar en contacto con nuevas formas de entender y ver la vida. Los sectores más jóvenes de la sociedad, que no conocían las penurias de los años del hambre y de las cartillas de racionamiento, empezaron a disfrutar del rock norteamericano, la canción “Ye-Ye” francesa o el beat británico, convirtiendo a la música en la vía de expresión más popular de estas nuevas corrientes.

Desde este momento, el papel de los medios de comunicación como portavoces de la realidad cobraron gran importancia para el desarrollo y consolidación de estas nuevas tendencias. Y esto será una constante para el crecimiento y extensión de los movimientos culturales en épocas futuras. Programas radiofónicos como Caravana Musical o El Gran Musical, espacios televisivos como Escala en Hi-Fi o revistas como Discóbolo, Fonorama o Fans fueron los altavoces de un movimiento que tuvo al Duo Dinámico, Los Brincos, Los Sirex, a Karina o la propia Conchita Velasco como grandes revelaciones.

Si bien en esta primera fase la aparición de la cultura pop – rock en España fue más gradual, nada tuvo que ver con la irrupción rupturista que tuvo en España a finales de los 70 y principios de los 80, teniendo a la “Movida Madrileña” como máximo referente. Un movimiento global rupturista con el antiguo régimen franquista y que tuvo su expresión en múltiples ámbitos como el cine, teatro, literatura y, por su puesto, música. Todas ellas fueron un vehículo de expresión de las inquietudes de una juventud que no veía un futuro claro, que se veía con la libertad para hacer, pensar, elegir y vivir como quiera sin tener que dar explicaciones a nadie, más allá de su autorrealización y autocomplacencia.

Y es aquí donde el periodismo y los medios de comunicación vuelven a tener un papel crucial en la consolidación de este movimiento. La música inunda los medios, aparece en portadas de periódicos y es tratado como un tema de relevancia, como el que se le hizo al considerado pistoletazo de salida de esta nueva ola cultural. En el “Concierto homenaje a Canito”, celebrado el 9 de febrero de 1980, participaron primeras espadas como Nacha Pop, Alaska y Los Pegamoides, Paraíso, Mamá, Los Bólidos, Trastos, Mario Tenia y Los Solitarios y Mermelada y supuso la firma del acta fundacional de un movimiento que removería los cimientos de la cultura en todos los ámbitos.

Las referencias en los medios fueron constantes y propiciaron un rápido arraigo en los estratos más jóvenes de la sociedad. Gracias a este altavoz, el cine trasladó a los metrajes tramas repletas de drama, obsesiones, estrés e historias imposibles (Pepi Luci. Bom y otras chicas del montón, Laberinto de pasines, La Vida Alegre o Caín). La pintura de corte kitsch tuvo su importancia dentro de la vanguardia artística española y sería el germen de otras manifestaciones posteriores. (Antonio Villa-Toro, Carlos Berlanga, Tino Casal, Costus, Fabio McNamara, Carlos Luxor, Damaris Montiel y Luis Miguélez). O la misma música, que se convirtió en el altavoz más claro de una juventud reivindicativa, donde el amateurismo primaba sobre la calidad y en el que se mezclaban eclécticamente estilos importadas de otros países (Nacha Pop, Tequila, Gabinete Caligari, Tino Casal o Los Rebeldes).

¿Y hoy en día, cuál es la situación con la que nos encontramos? Posiblemente, en el mejor momento posible, ante la que se denomina la 2ª Edad de Oro del Pop-Rock español. Frente al derroche creativo de los años 80, en la actualidad existe una gran calidad en las composiciones musicales, que están mejor producidos y que cuentan con excelentes profesionales. Un estilo que vive de una relación fluida entre los músicos que ven en las colaboraciones una forma de crecer artísticamente y proponer nuevas ideas. Un momento en el que la presencia de los circuitos de festivales ha fomentado una ampliación de su público, dispuesto a vivir una nueva experiencia de la música en vivo. Y un momento en el que la mujer debe ocupar el espacio que le corresponde.

Y para esta etapa es necesaria la aparición de un periodismo cultural musical de calidad, capaz de abordar con profesionalidad y amplitud de miras la riqueza cultura que propone esta nueva etapa del pop-rock, ligada a la propia sociedad española. Capaz de abastecer la petición de información tanto en medios tradicionales como en los nuevos medios customizados para cada usuario. Resulta necesaria la aparición de profesionales de la comunicación adecuadamente formados en este campo.

Y eso es lo que, precisamente, se presenta en la I Edicion del Curso de Formación Continua de Periodismo de Rock y Cultura Pop, organizado desde el Centro de Formación Permanente de la Universidad de Sevilla. Dirigido a periodistas y profesionales de la comunicación, escritores, ensayistas o guionistas audiovisuales, entre otros, la I Edición del Curso de Periodismo de Rock y Cultura Pop tiene como objetivo formar sobre lo que ha supuesto la música pop y rock a la sociedad, así como los fenómenos culturales que la rodean (modas, tendencias de opinión, tribus, sociología de la cultura juvenil…) ofreciendo la posibilidad de un conocimiento experto y orientado y alejándose de la figura del autodidacta que se ha acercado a este mundo por gustos particulares y de manera desorganizada.

Con esta propuesta formativa, los alumnos podrán indagar en la claves históricas y genéricas de estas corrientes musicales, así como de la proyección ideológica y sociocultural que le caracteriza y que han implementado a la sociedad actual, influyendo a la opinión pública en su desarrollo. Podrán conocer los resortes profesionales del periodismo, el ensayismo y la narrativa en temas de pop y rock, estudiar la evolución de las principales cabeceras nacionales e internacionales y sus líneas editoriales así como de la literatura, el ensayo y los artículos periodístico sobre el tema. En resumidas cuentas, un acercamiento global y profesional sobre un movimiento que va más allá de la música y que ha influenciado e influencia a una sociedad cada vez más global y del mundo.

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